18 Con esto, el miedo hacia ellos y el espanto se apoderó del pueblo,
que decía: «No hay en ellos verdad ni justicia, pues han violado el pacto y
el juramento que habían jurado.»
19 Báquides partió de Jerusalén y acampó en Bet Zet. De allí mandó
a prender a muchos que habían desertado donde él y a algunos del pueblo,
los mató y los arrojó en el pozo grande.
20 Luego puso la provincia en manos de Alcimo, dejó con él tropas
que le sostuvieran y se marchó adonde el rey.
21 Alcimo luchó por el sumo sacerdocio.
22 Se le unieron todos los perturbadores del pueblo, se hicieron
dueños de la tierra de Judá y causaron graves males a Israel.
23 Viendo Judas todo el daño que Alcimo y los suyos hacían a los
hijos de Israel, mayor que el que habían causado los gentiles,
24 salió a recorrer todo el territorio de Judea para tomar venganza de
los desertores y no dejarles andar por la región.
25 Al ver Alcimo que Judas y los suyos cobraban fuerza y que él no
podía resistirles, se volvió donde el rey y les acusó de graves delitos.
26 El rey envió a Nicanor, uno de sus generales más distinguidos y
enemigo declarado de Israel, y le mandó exterminar al pueblo.
27 Nicanor llegó a Jerusalén con un ejército numeroso y envió a
Judas y sus hermanos un insidioso mensaje de paz diciéndoles: